Un reciente estudio de la Universidad de Copenhague ha comparado muestras de ADN obtenido en restos fósiles siberianos, de entre 16.000 y 43.000 años, con el de cinco razas de caballos domésticos actuales y el del único caballo salvaje existente, el de Przewalsky. Algunos miembros del equipo colaboraron en su día en la descodificacióndel genoma de caballo más antiguo encontrado, de 700.000 años de antigüedad.
Restos del fósil de 700 mil años de antigüedad cuyo genoma se secuenció |
El estudio ha descubierto que los caballos actuales tienen más en común con sus ancestros que con el Przewalski, por lo que no descienden de éste último. También que el nivel de consanguinidad y las mutaciones perjudiciales son más elevados en el caballo moderno, poniendo de relieve el perjudicial efecto de la cría selectiva para la diversidad genética.
Se identificó un grupo de 125 genes sobre los que la intervención del hombre ha tenido especial relevancia, implicados en la formación de la musculatura, de los miembros y articulaciones y del sistema cardiaco. Todo ello refleja las adaptaciones que el caballo ha sufrido para adaptarse a las labores para las que ha sido empleado por el hombre a lo largo de los siglos. También se constataron mutaciones relativas al comportamiento social y capacidad de aprendizaje, consecuencia del proceso de domesticación y doma del caballo. Los autores los califican como "los genes clave para convertir un animal salvaje en uno dócil", habiendo identificado "los que controlan su comportamiento y respuesta ante el miedo".
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